Ratón bullidor (Roedorus inquietus) 4/1/2004

Este ratón, abundantísimo en el planeta literario, se caracteriza por su frenética actividad y por la nula repercusión de ésta.A pesar de sus gritos y de las diminutas cagadas que va sembrando por doquier, los demás animales le conceden el mismo interés que los elefantes a las moscas que espantan con el rabo, o los cocodrilos a los pajarillos que les limpian las fauces.Sin embargo, esta convicción de su inutilidad completa, que lleva aparejada la de su ninguna peligrosidad, hace que en ciertas ocasiones sea desmedidamente alabado, sirviendo estos elogios en boca de los depredadores para evitar que sus potenciales víctimas se fijen en la sangre, aún fresca, de su último festín.Hiperactivo y tenaz, es un gran frecuentador de las bibliotecas, donde desentierra polvorientos legajos que a nadie perjudican ni interesan en lo más mínimo, por lo que son justamente celebrados y después nuevamente enterrados, en un proceso de tranquilizadores efectos para los animales dominantes, que así apartan la atención general de sus propias acciones.Una subespecie es muy viajera y amante de los países exóticos, donde su rebullir inquieto causa una agitación que luego es aprovechada por “los bichos de siempre”(Braconieri).De gran parecido físico con el ratón choricero, ambos roedores sólo son fácilmente distinguibles por los gatos, que devoran a los primeros, dejando indemnes a los segundos, cuando se juntan para comer, hecho que ha provocado acaloradas discusiones sobre si se trata en realidad de un mismo ratón o de dos especies diferentes, ya que, en este último caso, habría sin duda que reconocer a la cultura ratonil un papel creador hasta ahora exclusivamente reservado a la naturaleza.