Esta majestuosa rapaz de hábitos nocturnos tiene la costumbre de apostarse en las lindes del bosque inmediatamente después del crepúsculo y emitir una serie de lamentos separados por pausas, que crean un efecto de misterio muy impactante en cuantos los escuchan, lo que ha motivado que durante mucho tiempo se haya especulado sobre su significado, queriendo ver en los mismos una sabiduría profunda e incluso premoniciones y avisos de lo que iba a suceder pero, realizados los estudios pertinentes, no se ha podido establecer ninguna relación de causalidad entre los mencionados lamentos y lo que ocurrió luego, habiéndose llegado a la conclusión de que aquéllos no eran en realidad otra cosa que una añagaza para perturbar a los ratoncillos que constituyen su principal alimento, haciéndolos rebullir entre las hojas, con lo que, delatados por sus imprudentes movimientos, son fácilmente capturados por Cantor Incomprensibilis, el cual obtiene resultados muy concretos y palpables de los fantasmas que su críptico comportamiento hace brotar en las mentes de sus víctimas. Una señal de la validez de esta interpretación es que algunas lechuzas consiguen adornar sus lamentos con ciertas calidades melódicas, congregándose los ratones alrededor del árbol ocupado por aquéllas, como seducidos por un misterioso encanto que se rompe cuando el ave captura al que más le agrada.
