Este pequeño ruiseñor se caracteriza por la persistencia de su canto que le ocupa todo el tiempo en que está despierto, ignorándose cuándo duerme, por lo que a veces se le provoca el sueño echándole una manta encima, bárbara costumbre condenada por los ecologistas, pues suele ser aprovechada por los gatos para dar buena cuenta de Trinans Jocosus antes de que éste pueda reiniciar su canto, Su trino es alegre y melodioso aunque un tanto monótono, por lo que consigue muchos éxitos en ferias, bodas y bautizos de agricultores, donde el desenfreno producido por el mosto invita más a la risa y a la danza que a la valoración de sus virtudes musicales. Sin embargo, también se organizan multitud de concursos y competiciones de canto entre ruiseñorcillos procedentes de regiones muy extensas e incluso de toda una nación, existiendo premios nacionales faranduleros y multitud de premios regionales y locales que son muy apreciados por estos simpáticos animales que de otra forma perecerían, pues no soportan el silencio. Cada uno de los participantes en los mismos tiene su cohorte de admiradores, consolidados a lo largo de años de incansables trinos, destinados a conseguir que éstos confundan el hábito de escucharlos con su valor artístico y en la medida en que lo logran obtienen premios de mayor o menor importancia.
