Este pequeño habitante de los vertederos pertenece a la familia de los gorriones y es más conocido por su denominación popular “gorrioncillo comemierda”, en realidad la más culta, pues es una traducción literal de su nombre latino, y desde luego la que mejor describe su principal hábito, nacido de la necesidad de sobrevivir en un entorno que no le facilita otros alimentos.Gris e insignificante, es pasto preferido de los gatos y de las ratas, a causa de su manía de cantar entre los desperdicios, como si reclamase una atención que sólo obtiene para los fines reseñados.Becquer decía que el gurriato expresa en sus trinos la alegría de vivir, pero los ornitólogos sospechan que el motivo de esta nefasta costumbre es más bien un divismo tan grande que le hace verse a sí mismo como un astro de la canción pajaril, lo cual parece confirmado por su feliz aspecto cuando se le introduce en una jaula desde la que puede ser contemplado.Se le utiliza como cebo para la captura con liga de ciertas volátiles y éstas son las únicas ocasiones en que abandona el vertedero, pues cuando lo hace por voluntad propia es picoteado con saña por los otros pájaros, hasta que vuelve al lugar de origen.Los niños los comen fritos, pero cuando el hambre aprieta en el descampado sus moradores compiten en su captura con las ratas y los gatos, pues se convierte en su única fuente de proteínas, pudiendo decirse que son los únicos momentos en que son realmente apreciados.
