Este cuervo de mediano tamaño y negro como la pez es un gran organizador de asociaciones pajariles de provecho mutuo. Pasa la mayor parte del tiempo recorriendo bosques y jardines, intentando convencer a las otras aves (pues él mismo no lo cree) de lo necesaria que es la colaboración recíproca para sobrevivir en el injusto y cruel planeta literario y para hacer triunfar en él la ética pajaril. Finalmente su persistencia y aparente entusiasmo se ven recompensados con la constitución de un grupillo pomposamente denominado “Asociación de pájaros cantores”, para el cual Corvus Logrerus solicita toda clase de ayudas a la comunidad, invocando principios de justicia y de desarrollo social e individual encaminados a la consecución del pájaro perfecto, y luego, cuando estas ayudas son conseguidas, el Cuervo Marrullero, junto con su bandada de amiguetes, se las gastan alegremente en viajes, congresos y festejos pajariles básicamente dirigidos al jolgorio, la holganza y el medro particular de la citada bandada, la cual continúa repitiendo que todo ello se realiza en bien de la colectividad y no en el de ellos que son unos humildes predecesores del pájaro perfecto, siendo curioso comprobar cómo efectivamente la comunidad pajaril, bien por dejadez, bien por creérselo o, más probablemente, por querer creérselo, continúa suministrándoles indefinidamente el maná solicitado.
