Un premio cargado de futuro



Al lenguado, que había declarado que la única literatura que podría sobrevivir sería la revolucionaria, la que cambiase todo a cambio de nada y a partir de menos que nada, debido a la inanidad de sus planteamientos le dieron el Nobel, en vez de quemarlo en la hoguera. Cuando lo supo el arqueólogo, le dedicó un capítulo completo de su colosal obra inédita, titulado "Cúpulas y cloacas de Cutrelandia", en la que sostenía que ambas eran la misma cosa.