Rata de Guttemberg ( Rata guttembergensis) 5/4/2004

Esta rata, gorda y lustrosa pero de una increíble agilidad para colarse por los más estrechos agujeros, está dotada así mismo de un maravilloso sentido de la orientación, que le permite moverse por las cloacas del planeta literario como si de circular por su propia casa se tratase. Los bigotes de su hocico, extremadamente sensibles, le permiten detectar a sus víctimas, que suelen ser pequeños roedores deseosos de asomar a la superficie en la errónea creencia de que allí sus chillidos y cabriolas serán muy apreciados, para lo cual están dispuestos a permitir que Rata Guttembergensis se quede con todos sus ahorros de nueces y demás alimentos afanosamente almacenados durante el crudo invierno. Una vez en la superficie, resulta evidente que los clientes de la rata no interesan a nadie, pero ésta última llama en su auxilio a los parientes y conocidos de aquéllos, prolongando su agonía hasta el total exterminio de todas sus ilusiones y esperanzas, momento en que al fin Rata Guttembergensis reconoce el fracaso, atribuyéndolo a la injusticia imperante en el mundo. Cuando consigue llenar su despensa, este sorprendente animal se dedica también al engorde de ciertos ratoncillos que, gracias a su sedoso pelo y melosos chillidos, tienen gran aceptación como mascotas, encargándose la rata de depositarlos en las jaulas que a la salida de las alcantarillas colocan los comerciantes especializados a cambio de sustanciosas comisiones.