La peligrosa ternura


VII

He caminado tan lejos
con el amor
y he llegado tan tarde...
El viento insomne de la noche
acaricia los árboles y silba,
yo me inclino sobre ti
y, para fijar tu imagen,
te beso lentamente.
Dentro de mí
un furioso torbellino
chisporrotea en silencio,
miles de rostros se agitan
fundiéndose en el recuerdo.
No te vayas, amor, no te vayas...
De pronto
un grito estridente me sacude,
la luz del amanecer
se ha detenido en tu cara.
Te contemplo largamente y al fin veo
que, por no salir de ti,
he caminado tan lejos.